Sin duda los implantes han aportado mucho al mundo de la odontología, tal y como la conocemos hoy, pero su trayectoria no está exenta de posibles complicaciones cuando interactúan en una boca con una patología periodontal no estabilizada.
La convivencia del implante con un medio patógeno, como pueden ser las encías inflamadas o la enfermedad periodontal no tratada, son el cultivo ideal para que aparezcan las complicaciones más frecuentes en los implantes: la mucositis y la periimplantitis.
La mucositis es la patología que se muestra como inflamación de la encía alrededor del implante. Su tratamiento varía dependiendo del grado de inflamación, pudiendo ir desde la descontaminación con aparatología de profilaxis hasta fases quirúrgicas en las que hay que extirpar el tejido inflamado.
La periimplantitis es la patología que afecta al tejido óseo adyacente al implante. Su tratamiento dependerá del grado de pérdida ósea.
- En grados moderados se puede ir desde legrados de la zona hasta procesos regenerativos. El legrado consiste en la descontaminación del hueso alrededor del implante y la pared del propio implante, para conseguir que el tejido óseo permanezca estable. Los procesos regenerativos casi siempre conllevan el aporte de hueso artificial en sus distintas variantes, con el objetivo de recuperar parte del hueso natural perdido.
- El grado avanzado de esta patología determina la retirada del implante al imposibilitar su supervivencia.
El tratamiento adecuado de estas patologías del implante es lo que puede hacer perdurar su vida útil con el paso de los años.